LOS CUENTOS DE CALLEJA, INMEMORABLES OBRAS INFANTILES

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Publicado por María Merino

La infancia es una de las etapas de nuestra vida que más nos marca, quizás porque en ese momento seamos más vulnerables y más receptivos a cualquier experiencia, situación o persona. Por ello, es muy importante que a los más pequeños se les anime a leer y a disfrutar de una serie de libros con los que aprender, divertirse, enriquecerse,…Obras que seguro que permanecerán por siempre en su memoria.

Eso es precisamente lo que ocurrió con muchas personas, ya maduras, que recordaban con cariño y emoción los famosos Cuentos de Calleja. Habrá quien habrá oído hablar de ellos y no sepa a que nos estamos refiriendo así que vamos a desentrañar el misterio.

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Calleja fue una editorial centrada en publicar trabajos para niños que comenzó a funcionar a finales del siglo XIX en Madrid. El escritor y pedagogo burgalés Saturnino Calleja Fernández fue quien llevó a cabo esta iniciativa que a muchos sorprendió pues en este momento en España había una gran parte de la sociedad analfabeta y con pocas posibilidades económicas.

Pero él pensando en los niños, en lo necesario de que debían dejarse envolver por la magia de la Literatura, se arriesgó y abrió las puertas de esta editorial que se dedicó casi exclusivamente a lanzar al mercado pequeños cuentos con precios muy económicos. Algo que trajo consigo no sólo que los padres pudieran comprárselos a sus hijos sino también que estos se animaran a leer con todas las ganas.

Muchos de estos cuentos fueron los que se escribieron y también muchos los que se compraron de ahí que, a día de hoy, haya quedado una frase que ya forma parte de nuestro vocabulario: “tienes más cuento que calleja”.

El éxito de Calleja

La iniciativa de Saturnino fue un auténtico éxito y traspasó las fronteras españolas llegando a convertirse dicha entidad no sólo en la más popular de nuestro país sino también de Filipinas y Latinoamérica.

Más de 3.000 títulos fueron los que salieron de las oficinas e imprentas del negocio de este pedagogo que vio cumplido su sueño de acercar las letras a todos los estratos sociales.

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Una edición más económica y otra lujosa eran los que presentaban estas pequeñas obras que fueron realizadas tanto por escritores anónimos como por otros no tan desconocidos. Y es que parece ser que incluso un Premio Nobel de Literatura como Juan Ramón Jiménez también se animó a realizar algún cuento con esta editorial.

Ilustraciones en blanco y negro o una letra pequeña eran algunas de las señas de identidad de estos libros que se caracterizaban además por su tono divertido que hacía la lectura mucho más entretenida al público infantil al que iban dirigidos. Lo curioso de ellos además es que siempre terminaban con unas frases que el propio Calleja escribió: “y fueron felices y comieron perdices, y a mí no me dieron porque no quisieron”.

Asimismo es destacable que los niños de España y del resto de países donde llegaban estos cuentos también consiguieron, gracias a esta entidad, conocer obras tan significativas como Los viajes de Gulliver (Jonathan Swift, 1726) o Hansel y Gretel (Hermanos Grimm). Estas eran adaptadas y, utilizando el gracejo español, pasaban a llamarse por ejemplo, con respecto al último libro citado, Juanito y Margarita.

Hoy día no nos queda nada más que homenajear a Calleja y al trabajo que realizó desde esta editorial en pro de la cultura. Una apuesta que hizo que muchos niños y niñas encontraran en estos cuentos un rinconcito para escapar de la dura realidad que les había tocado vivir, convirtiéndose así en unos de los mejores recuerdos de su infancia.

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