PUNTO DE VISTA

 

 

Filiberto Vargas Rodríguez
2010-10-10 / 22:20:58
Ciclón pegó en Tuxpan

 


Parafraseando al diputado local Sergio Vaca, en el municipio de Tuxpan no pegó el huracán “Karl”, ni le afectó la tormenta “Matthew”, pero durante tres años sus pobladores sufrieron los embates del ciclón “Juan Ramón”. 
Y hay que ver que los tuxpeños son expertos en elegir malos gobernantes, pero con el que ahora tienen, se volaron la barda.
Ha sido tal la prepotencia, el abuso de autoridad y la corrupción en la actual gestión municipal de Tuxpan, que ya los pobladores le pusieron un apodo a su alcalde. Le llaman “El Ajo”, por tantas propiedades que posee.
En el colmo de la soberbia que le domina, y producto de su baja calidad humana, el alcalde tuxpeño decidió darle la espalda a quienes lo hicieron ganar la alcaldía hace tres años y sin el menor rubor se dedicó a apoyar al candidato panista para sucederlo, Íñigo Laviada Hernández.
Lo grave de este caso es que el municipio de Tuxpan está llamado a ocupar una posición relevante en el proyecto de despegue económico de la entidad. La conclusión de la autopista México – Tuxpan, que convertirá a ese municipio veracruzano en el puerto más cercano a la capital del país, así como el proyecto para fortalecer la actividad portuaria en Tuxpan, permiten prever un despegue económico y social sin precedentes.
El problema es la ausencia de infraestructura urbana que le permita enfrentar los cambios que se avecinan.
Alberto Silva Ramos, alcalde electo, trabaja ya en el diseño de un Plan Municipal de Desarrollo que sea acorde a las crecientes necesidades del municipio y que ataque los históricos rezagos en materia social.
No es tarea fácil. De hecho debe romper una inercia que ha sumido a Tuxpan en un profundo marasmo. Los ciudadanos no creen en sus autoridades y están muy lastimados por los engaños y los abusos de su actual alcalde.
Muchos se acercaron hace meses al entonces candidato priista a la alcaldía y le “sugirieron” que resolviera sus diferencias con Juan Ramón Gánem pues, insistían, “ningún candidato gana si carece del apoyo del Presidente Municipal”.
Alberto Silva no cedió. Denunció abierta y personalmente las irregularidades que él conocía, y las innumerables quejas de la población, señalamientos que había ido recogiendo durante sus recorridos proselitistas.
Durante la campaña electoral el propio Alberto Silva denunció en una entrevista radiofónica que Juan Ramón Gánem estaba desviando recursos a través del DIF municipal para apoyar las campañas de los candidatos del PAN.
El abanderado tricolor señaló que el alcalde está apoyando abiertamente a Íñigo Laviada y a su tío Vicente Muñoz Gánem.
Desde el primer día de su administración Juan Ramón Gánem demostró de qué estaba hecho. Es un sujeto capaz de responder con improperios a un ciudadano que se acerca a él, la máxima autoridad del municipio, para pedirle algún apoyo. Es intolerante con los necesitados, pero pusilánime con los poderosos.
En el 2008, en su primer año de gobierno, el alcalde tuxpeño fue señalado de utilizar a un “presta nombres”, identificado como Pedro Greco Velarde, para hacer la asignación de la obra pública municipal.
Los denunciantes, de la Asociación Civil "Grupo Pro Defensa de los Derechos del Pueblo de Tuxpan" señalaron que Pedro Greco Velarde se registró como contratista, a pesar de que no tenía forma de acreditar la propiedad de la maquinaria que tiene a su nombre.
Todos lo conocían por ser un permanente empleado del alcalde tuxpeño en sus empresas y recibió contratos de obras como la habilitación de los caminos que comprenden de Tierra Blanca a El Muro, El Muro-Montes de Armenia, Buena vista-El Coyol, El Coyol-Chiconcoa, Chiconcoa-El Jobo, así como la construcción de dos puentes, La Joya-Las Pasas y Ojite Nalúa.
En aquel entonces los denunciantes pidieron que se investigara al alcalde tuxpeño, por la asignación de contratos amañados, el presunto desvío de recursos del Ayuntamiento, así como por la utilización de maquinaria del Ayuntamiento en obras que ya habían sido asignadas a compañías con las que mantiene vínculos económicos.
Finalmente los tuxpeños ya ven la otra orilla.
El gobierno de Juan Ramón Gánem está por concluir y de inmediato –como sucede cuando pasa un meteoro- las autoridades debe iniciar la etapa de la reconstrucción.
Hay que reconstruir la infraestructura urbana, y reconstruir la confianza de los tuxpeños.
Esa es la tarea que tiene Alberto Silva Ramos.
No será fácil. 

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