TERTULIAS Y DENUESTOS

 

 

TOMADO DE INTERNET

Año 1965, en la carretera Poza Rica – Tuxpan, a inmediaciones del puente que cruza el rio Pantepec, el cadete de primer año Oscar Cuervo Torres, nativo de la ciudad de Tuxpan de R.C. Ver. y corneta de órdenes del Heroico Colegio Militar, entona el toque de Paso Redoblado, iniciándose el desplazamiento de una  columna de desfile compuesta de generales, jefes, oficiales, cadetes y tropa del citado plantel. El objetivo es ingresar a la ciudad para iniciar un periodo de adiestramiento en la región.

  El programa de estudios del Heroico Colegio Militar, incluía un viaje de prácticas a la ciudad de Tuxpan, ver.  eso a nadie le sorprendió, nadie protestó, no hubo suspicacias preocupantes de si habría  instructores extranjeros, o que si la soberanía estaría en riesgo, que si era un acto de intimidación, no, nada de eso; los oficiales del plantel, mexicanos por supuesto, serían los instructores, y el terreno el área de prácticas. No hubo, protestas ni  elucubraciones; no se consideraba como ahora algunos lo hacen,  que a las fuerzas armadas sólo se les enseña a  matar o matarse entre sí ciegamente; entonces, todos aparentemente consideraban que en las fuerzas armadas como en cualquier otro campo, se tiene la obligación de estudiar, de prepararse. La consideración general era que las fuerzas armadas sirven para mucho más que matar o  matarse unas a otras, y que en la medida en   que su preparación y profesionalismo aumente, disminuye la posibilidad de matarse con otros.

La columna en su avance, ingresa a la ciudad, la gente se arremolina en las calles formando una valla  ante el desfile de las tropas;  de manera espontánea la población ofrece una cálida bienvenida a través de vítores y aplausos. Autoridades locales, civiles y militares en lo alto de su tribuna, reciben con un sonoro desplante  inicial, la vista que en su honor rinden las tropas a su paso. Se porta el uniforme de trabajo, el verde olivo; se lleva a cuestas el equipo de campaña: maleta, saco de ración, ánfora, fornitura, casco de acero y baquelita. El arma, un fusil mosquetón calibre 7.62 de fabricación mexicana, calado con un reluciente marrazo, llamado también cuchillo bayoneta.

El Ejército Mexicano, durante años de trabajo, dedicación, lealtad y profesionalismo, había logrado borrar las cicatrices necesariamente producidas en la opinión pública, durante las luchas de los primeros 29 años del siglo XX que abarcaron la lucha armada o revolución, y la llamada Guerra Cristera,

La respuesta de la gente de la población fue calurosa. Vítores y aplausos siguieron acompañando a los cadetes durante su desplazamiento por las principales calles de la ciudad hasta llegar al puente de Tenechaco donde doblando hacia la derecha se avanzó siguiendo la orilla de un estero o brazo del rio, hasta llegar al campo Damián Carmona donde se tenía previsto acantonar a las tropas. En poco tiempo, el personal quedó establecido bajo el techo de las galeras que hasta la fecha existen.

Guerra contra el narcotráfico, lucha contra la delincuencia organizada, fuego cruzado, propaganda mal intencionada, organismos de derechos humanos, intrigas y golpes bajos de la política; todo eso y otras cosas que se me escapan, han logrado abrir en México, una brecha entre parte de la población y su Ejército.

Las prácticas se realizaron en diferentes puntos de la región, partiendo siempre desde el punto de acantonamiento que era el campo Damián Carmona. Una de las tareas planteaba un desplazamiento a pie hacia la playa con el fin de establecer ahí una posición defensiva. Poco más de 12 kilómetros es la distancia; 36 a 38 grados centígrados la temperatura; el peso del equipo y armamento que incluía fusiles ametralladoras Browning, Ametralladoras Browning, cofres de municiones, morteros de calibre 60 mm. entre otras cosas, hacen que la fatiga pronto se haga presente; pero nadie, ni mandos ni tropas se rinde. La marcha prosigue; de pronto algo feliz ocurre: de entre las pocas casas existentes a lo largo de la carretera, la gente se aproxima a la columna y en un gesto de apoyo, ofrece naranjas a diestra y siniestra al personal, que en su mayoría ha consumido el agua de su ánfora. El gran detalle de la gente civil en lo moral, y el fresco jugo de las naranjas en lo físico, levantan la moral de las tropas que con ánimo renovado continúan la marcha hasta alcanzar su destino, donde realiza sus tareas sin olvidar el afecto tan oportuno y  desinteresado mostrado por la gente civil.

Algunos medios y parte de la opinión pública cuestionan la actuación de las fuerzas armadas en su lucha contra la delincuencia organizada. En un principio el ataque se hace sentir en una marcada inconformidad al advertir que la policía es desplazada en algunas tareas; los inconformes argumentan que el ejército no está preparado para desempeñar funciones policiacas; aseguran que al soldado se le enseña a matar.  ¿Cual sería la bibliografía para el estudio de ésta “asignatura” en las aulas castrenses? “MANERA CORRECTA DE ASESINAR” primer tomo, autor Goyo Cárdenas, Editorial Rastro de la ciudad.

Los días siguen transcurriendo y los jóvenes cadetes continúan su preparación; destaca una práctica de marcha que además de enseñar su desarrollo táctico, fortalece el cuerpo adaptándolo a las tareas que en la realidad le esperan al futuro Oficial. Partiendo del campamento en Tuxpan, Ver. el destino de la marcha es la vecina población de Cerro Azul, Ver. distante poco más de 50 kilómetros. El terreno en una parte es lodoso y pone a prueba no sólo a los hombres sino al parque vehicular que transporta el material de apoyo. Las instalaciones del 2/o Regimiento de Caballería, a la sazón establecido en Cerro Azul, Ver. dan alojamiento al personal tras dos jornadas agotadoras, mismas que se repiten tras un día descanso, para regresar al punto de partida.

La parte de los medios y opinión pública que se opone a que el Ejército realice tareas policiacas, no es ajena a la observación de los acontecimientos nacionales y comprueba que cada vez es más frecuente el destape de cloacas dónde brota la corrupción policiaca y, por lo mismo lo difícil de lograr resultados en la lucha contra la delincuencia sin la intervención de las Fuerzas Armadas. A pesar de eso, las voces de protesta no cesan. Cualquier acto fuera de control que afecte a la ciudadanía es atribuido sólo a las fuerzas armadas; nadie se queja de los sicarios, nadie les conmina, nadie los acusa, nadie apela a que moderen sus ilegales acciones. Esas campañas fortalecen a la delincuencia en vez de conminarlos a sujetarse a un código no escrito donde el ciudadano común no resulte afectado.

De vuelta al campamento del parque Damián Carmona en Tuxpan, Ver. Se continúa con las actividades de adiestramiento; el personal ya ha conocido el trato afectuoso de la gente; sin embargo falta algo más: en un acto inusitado, numerosas familias tuxpeñas ofrecen sus hogares para recibir a pequeños grupos de cadetes para juntos disfrutar una tarde de  tertulia. El personal tiene la oportunidad de fundirse con su gente; su gente porque se trata del pueblo, se trata de la gente común que es la que nutre al Ejército. En esa convivencia, la gente civil confirma que el militar sigue siendo parte de ellos que son su origen. Esa noche los jóvenes militares regresan a su campamento felices; han disfrutado con los habitantes de la ciudad, compartiendo el pan, la sal y el afecto.

No todo es decepción, grandes sectores de la población conscientes de que el que nada debe, nada teme, evita quejarse por la presencia del Ejército en las calles. Mantiene su confianza en las tropas y hasta demanda su presencia.

Las practicas sobre el terreno han concluido; El Heroico Colegio Militar levanta su campamento y sale de la ciudad con destino a sus instalaciones en Popotla, D.F. A medida que se alejan, se fija en su corazón el grato recuerdo del calor recibido durante su estancia. Tras de si…  Ninguna voz se escucha quejándose de militarización, intimidación, violación a los derechos humanos. Nada, estamos en 1965.

Año 2010 las cosas han cambiado 45 años después. ¿Alguna familia invitaría a un grupo de soldados a departir en su hogar? No es creíble. Lo raro del asunto es que el Ejército de 1965 es igual al de 2010 nada ha cambiado en su esencia pues sigue siendo del pueblo, no es una casta, carece de ambiciones políticas o de poder, su vocación es servir; sus únicos cambios han sido para mejorar: su administración siempre progresista ha logrado su depuración, se han mejorado instalaciones, se ha mejorado su armamento y equipo, se ha profesionalizado cada vez más, y sin embargo, observa, no con poca decepción, que  ha trocado tertulias por denuestos.

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