CUANDO TENER SEXO, DUELE

 

Mario Rivas

Aunque la edad impone cambios fisiológicos y psicológicos que modifican la respuesta sexual de la mujer mayor, una estimulación efectiva, comunicación con la pareja y atención adecuada pueden lograr relaciones íntimas muy estimulantes en vez de sesiones dolorosas que generen evitar todo encuentro sensual.

Factores sociales y personales propician que la mujer madura desarrolle complejos, negaciones, culpas y alteraciones que dificultan su normal desempeño en lo que a sexualidad respecta, siendo que se trata de un terreno que por naturaleza le corresponde sin límites de tiempo. Sí, leyó bien: a pesar de los prejuicios, la sexualidad en la tercera edad es un hecho que, lejos de negarse, comienza a asumirse como una realidad palpable y necesaria para un buen equilibrio físico y mental.

La mujer con 60 años de edad o más se encuentra en un período especial de su existencia en el que resulta muy susceptible e influenciable por el medio social que le rodea, mismo que rara vez asume que la vida sexual de cada persona es tan larga como su existencia misma: familia, religión, medios informativos u otros ambientes influyen casi siempre de manera negativa en las relaciones íntimas de las féminas mayores, quienes disfrutaban su sensualidad de manera natural hasta antes de la menopausia.

Por desgracia, muchas mujeres se dejan sugestionar por el mar de ideas que les rodea, debido también a que su organismo sufre cambios que inciden en su vida íntima e incluso pueden transformar lo que antes eran emociones intensas en momentos dolorosos. Es entonces cuando "la abuelita" asume la posición de niñera de los nietos debido a que el amor y el romance son derechos sólo de los jóvenes.

Asimismo, suele pensarse que la falta de capacidad para la procreación es sinónimo de declinación del interés sexual hasta que éste es mínimo o desaparece; tal situación suele crear tensión y angustia en la mujer de la tercera edad, quien piensa que todo encuentro sensual es indebido y antinatural. Sin embargo, la continuidad en las relaciones íntimas como fuente de felicidad, placer y expresión de una relación humana madura y amorosa persiste y no es perjudicial.

La actividad sexual debe entenderse como una fuerza natural, positiva y estimulante, en la vida de la pareja; después de todo, lo que se busca es compartir experiencias emotivas, familiares, culturales, políticas o religiosas, y el contacto íntimo es un elemento ideal que permite mantener interés, ternura o cercanía de y con el acompañante.

Cambios hormonales
El climaterio, que inicia con la última menstruación o menopausia, se caracteriza por notable baja en la producción de hormonas sexuales y, en consecuencia, la aparición de malestares físicos. Cierto es que el coito puede ser doloroso en la fase de penetración o, al ser muy prolongado, ocasiona sensación quemante en la región genital, dolor en la pelvis, malestar abdominal, irritación o dolencia al orinar; estos síntomas pueden persistir hasta 2 o 3 días después de la relación y, por lo general, se deben a la reducción de elasticidad en la vagina o al adelgazamiento de las paredes que la cubren (mucosas).

Al mismo tiempo, otros factores favorecen la molestia femenina: la lubricación disminuye paulatinamente o el tiempo para lograrla es más prolongado, los labios mayores de la vagina reducen su grosor y las contracciones uterinas se vuelven molestas. En cuanto al clítoris, la respuesta a la excitación se mantiene al igual que en la mujer adulta, pero sufre una contracción más rápida luego del orgasmo.

A pesar de esto, se ha observado una y otra vez que la mujer mayor presenta un nivel orgásmico normal, en particular si se expone de manera regular a una estimulación efectiva, sea por coito o a través de masturbación. Al respecto, los famosos sexólogos estadounidenses William Masters y Virginia Johnson encontraron como resultado de sus investigaciones que féminas de más de 60 años con relaciones íntimas 1 o 2 veces por semana, plenas y con orgasmos, a pesar del adelgazamiento senil de las paredes vaginales o el encogimiento de los labios mayores, respondían con expansión y lubricación adecuadas.

Además, cuando los problemas son muy intensos, puede recurrirse a tratamiento médico con hormonas, a la vez que se eliminan bochornos, nerviosismo, irritabilidad emocional, inestabilidad psíquica, dolores de cabeza u otros síntomas del climaterio que pueden influir negativamente en el mantenimiento de la libido (deseo sexual) u ocasionar tristeza por el temor a perder atractivo, feminidad e incluso interés por las relaciones sexuales.

Cirugías y medicamentos
Existen otros factores que pueden desencadenar el surgimiento de relaciones íntimas dolorosas, no tanto a nivel corporal, sino emocional. Es el caso de someterse a cirugías como histerectomía (extirpación del útero o matriz) o mastectomía (separación quirúrgica parcial o total de la mama), ya que zonas corporales que se consideran esenciales en la feminidad se ven alteradas. A este respecto, cabe mencionar que las féminas más traumatizadas emocionalmente por esta causa pertenecen a estratos sociales con menor acceso a información objetiva, por lo que contar con datos fidedignos es la mejor herramienta para acabar con prejuicios referentes al tema.

Al respecto, se sabe a través de distintos estudios estadísticos que 54% de las mujeres que han sufrido este tipo de intervenciones quirúrgicas no experimentan cambio alguno en el deseo sexual, e incluso éste se incrementa en 17% de los casos, pues se trata de mujeres que antes de la cirugía sufrían hemorragias, dolores, miedo al embarazo u otros factores que les generaban inseguridad o tensión emocional.

Por otro lado, la tercera edad se asocia a diversos padecimientos, muchos de ellos crónicos y que de alguna manera serán compañeros hasta la muerte. Por ello, es común que se recurra a medicamentos que si bien cumplen su objetivo también pueden tener efectos terapéuticos o secundarios que inciden negativamente en el ejercicio de una vida sexual sana; por ello, las mujeres mayores deben hablar claramente con su médico para tratar de subsanar esta situación en los casos que así lo permitan y de esta forma se logre un contacto sensual más pleno.

Importancia de la pareja
Hay sobradas razones para pensar que hombres y mujeres se adaptan al envejecimiento a la vez que mantienen interés por su sexualidad y la consideran fuente de satisfacción, aunque los contactos sexuales sean más espaciados o cambien de ritmo e intensidad. La fórmula secreta para lograrlo es un diálogo abierto entre los cónyuges y la búsqueda de información para enfrentar esta situación y permitir así el libre flujo de sus sentimientos y expectativas para tomar juntos las decisiones sobre algún tratamiento.

La pareja debe considerar que el progreso científico ha aumentado en cantidad y calidad las terapias psicoterapéuticas que permiten a la mujer de edad avanzada encontrar soluciones para evitar coitos dolorosos en el momento del acto sexual. Por esto, es recomendable la consulta con un experto (sexólogo), pues cada caso es único y, por ello, requiere de evaluación y cuidado especial.

No hay por qué desanimarse si el deseo persiste, pues existen alternativas terapéuticas aún para aquellos casos en que el diálogo conyugal se ha visto afectado. Lo más importante es que las mujeres de la tercera edad pongan un límite a las presiones sociales y obedezcan a sus sentimientos y deseos.

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