ENSEÑANZAS Y ACCIONES


·         Guillermo Basurto Origel.
El escándalo sucintado por la corrupción de SEDESOL, donde se evidencia y se acredita toda una red de complicidades y corruptelas de funcionarios de la dependencia y dirigentes del Partido Acción Nacional, con objeto de despojar a los beneficiarios de los distintos programas, de parte o de todo el beneficio asignado, es lamentable. En las investigaciones ciudadanas realizadas, se exhibe una verdadera ingeniería criminal, desde la inscripción en el padrón de beneficiarios inexistentes, el mantenimiento de difuntos en el padrón por más de un año, hasta el escamoteo de los sobres con el beneficio y la falsificación de firmas o huellas dactilares como primera etapa, del despojo. La segunda etapa, consistente en el blanqueo o lavado del dinero ilícitamente obtenido, para trasladarlo a cuentas concentradoras, con prestanombres.
La delincuencia organizada en SEDESOL, se olvidó de los principios elementales que debe observar, todo delincuente: OCULTAR EL CUERPO DEL DELITO. La ostentación de sus rápidas fortunas, fue el primer indicio de sus delitos. Adquisición inexplicable de ranchos y maquinaria; Carros y Camionetas del año; Casas y propiedades  adquiridas a título personal o por familiares directos; Todo ello en un plazo de 2 años y con un salario de 10 mil a 15 mil pesos…Increíble.
Sin embargo, más allá de esta historieta criminal que corresponderá a las autoridades  investigar para rescatar la credibilidad en las instituciones, emerge a la palestra de la discusión, la POLITICA PARA EL COMBATE A LA POBREZA.
Desde que se crea el Programa Solidaridad, hasta que se convierte en toda una Secretaría de Estado, han pasado ya casi 20 años. ¿Cuál es la evaluación, en términos del impacto que los beneficiarios obtuvieron?, ¿Salieron de la pobreza, o persistieron en lo mismo, con el consecuente incremento de descendientes?. El principio de subsidiaridad, no se debe de confundir con el principio de conformidad o parasitismo social. La subsidiaridad, es un compromiso que la sociedad en general y el estado mexicano, observa para aquellos integrantes de nuestra sociedad, que por circunstancias, económicas, meteorológicas, sismológicas o fuera de toda posibilidad de resolver y prever por el ciudadano,  lo orille a situaciones de riesgo de sobrevivencia o de condiciones para un pleno desarrollo humano.
La subsidiaridad, es un estado de emergencia, transitorio, breve, temporal,  provisional,  más no una forma de vida. Hoy por hoy, el subsidio canalizado al consumo, en forma indiscriminada, no resolverá ni establecerá los pilares, para un desarrollo económico nacional, y sí se están desviando recursos para un objetivo perverso de clientelismo electoral, en lugar de aplicarlos a la inversión estratégica, que promueva ese crecimiento económico tan necesario para el combate a la pobreza: el empleo.
La actual política asistencial, debe transformarse de una política promotora de la holganza o irresponsabilidad ciudadana, como lo es hoy, a una política de protección ciudadana, bajo un principio elemental: “Te ayudo, si me acreditas que te ayudas…” “Te ayudo, si me acreditas que tomaste las previsiones necesarias, para evitar tu situación y que esta es resultado de un imponderable…” En otras palabras, la subsidiaridad es ayuda condicional, y no, ayuda clientelar.
Saludos.

Memo Basurto

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