EL CANDIDATO ESCRIBE

Las invasiones en Xalapa

El Diario de Xalapa ha sido el medio por excelencia para enterarnos de la ocupación ilegal de áreas públicas y privadas en nuestra ciudad. Su labor periodística ha sido notable y de verdadera denuncia, dejándonos un registro puntual de los desmanes que cometen grupúsculos de vivales y lidercillos que se protegen en el partido oficial.

De vez en cuando nos enteramos y nos topamos con las invasiones de terrenos en Xalapa. Yo recuerdo algunos casos desde hace unos 30 años, después se entró a cierta calma civilizada y de ley, donde se notaba el ejercicio de la autoridad, hasta llegar a la actual etapa de desorden e impunidad que abarca los últimos 5 o 6 años.

En esta última etapa no han parado las ocupaciones ilegales de terrenos, especialmente en áreas verdes y de equipamiento. Estamos ante una verdadera plaga donde se antepone el interés y el negocio de unos cuantos sobre los bienes públicos. La invasión de terrenos es, sobre todo, un negocio, que cubre muy parcialmente una necesidad social y que estimula la especulación y las clientelas políticas.

Los dirigentes de los invasores son casi siempre los mismos, se dedican de manera profesional y sistemática a ubicar espacios baldíos en donde colocan a las familias que estén dispuestas a pagarles cuotas y vivir un tiempo en condiciones precarias.

Esta nociva actividad es posible porque sus promotores gozan de absoluta impunidad, se saben intocables en la medida que pasan lista en las filas del PRI, al que proveen de acarreados, bases y votos. Los contingentes de invasores, al igual que todos los grupos que actúan en la ilegalidad, son los más ruidosos y sacrificados porristas de los candidatos oficiales.

Es tan difícil, hasta imposible, o tan fácil resolver este problema si se tiene o no la voluntad política de aplicar la ley; hacerlo, supone un gobierno con autoridad, de leyes y no faccioso. La cadena de impunidad que despoja de sus áreas al municipio y a particulares pasa por el ayuntamiento que no defiende las áreas verdes y de equipamiento, con lo cual disminuye nuestra calidad de vida; sigue con la procuraduría del estado que no mueve un dedo ni da seguimiento a las múltiples denuncias que tienen los vivales; pero se cierra férreamente con la protección política que los lidercillos obtienen del PRI. Esa cadena ahorca a la ciudad, le despoja de áreas públicas y atropella también a particulares.

Las invasiones de terrenos, en tanto actos consientes y doloso, son el inicio de potenciales actividades delictivas. La lógica es: si alguien se puede robar un terreno, se puede robar cualquier cosa. Vamos, en ese sentido robarse un voto es como quitarle un dulce a un niño.

Estamos ante un círculo vicioso donde aparecen los manejos políticos y de dinero, que no se podrá romper mientras no contemos con gobiernos democráticos y libres, que se deban a la ciudadanía y no tengan que estar pagando facturas a grupos clientelares o de interés y poderes fácticos.

Recadito: Liberemos a Xalapa.

Xalapa-Equez., Ver., a 4 de junio de 2010

Uriel Flores Aguayo

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