ENVIADO A LA REDACCIÓN

El 22 abril de 1509, Hernán Cortés desembarcó en los médanos próximos a la isla de San Juan de Ulúa, donde ahora se levanta la ciudad y puerto de Veracruz. Como era Viernes Santo, día en que la Iglesia Católica venera a la Cruz después del descendimiento de Jesucristo, pensó fundar una villa que llevará el nombre de vera cruz. Hoy, Veracruz nuevamente está ante una cruz o, mejor dicho una encrucijada en la que se decidirá no tan sólo quien ha de gobernar, sino también una forma de hacer política y si esa entidad rica en historia puede arribar a la alternancia democrática o seguir sumergiendo en el rezago y el retroceso. En 1940, Veracruz debió haber adoptado el periodo de seis años para gobernar. Sin embargo, Jorge Cerdán fue electo para un período de cuatro, por lo cual los procesos electorales, el estatal y federal, se desfasaron, siendo el estatal dos años antes que el federal. Esto ha tenido una tremenda repercusión política para el estado y para el país. Veracruz ha tenido una de las clases políticas más brillantes, con algunas figuras paradigmáticas incluso. Estudié durante 10 años la vida de Ruiz Cortines y escribir su biografía, editada ya varias veces. Ruiz Cortines no era ningún demócrata, creía que las masas no tenían capacidad para escoger a los hombres en el poder. Se refería a los panistas como los "místicos del voto" o los "apóstoles de la democracia" y sostenía que el PRI era un traje a la medida del pueblo. Era un líder para la estabilidad, no para el cambio, y asumía como su principal responsabilidad cuidar la paz social. Sin embargo, don Adolfo nos da ejemplo de austeridad, de trabajo, de sencillez y nacionalismo. Sostenía que las únicas limitaciones de poder presidencial era el sentido de responsabilidad y el término sexenal. Acostumbraba decir "hay que poner el amor patrio sobre el amor propio", interpretado por este último la ambición y el egoísmo. Tuve oportunidad de tratar a Jesús Reyes Heroles en diversas ocasiones. Don Jesús repetía insistentemente: poder que no se comparte, se parte. En estas sencillas palabras, radica la reforma política más trascendente, la de 1977. Hablaba también de que la experiencia vence en política, algo hace dos años en esa materia. Presumo de haber sido amigo de Arturo Llorente González inicie en la política evitando en las calles de Xalapa: "Llorente, te quiere la gente". Sin duda, fue un líder carismático y muy preparado, rector de la Universidad veracruzana y el mejor presidente municipal del puerto. La mezquindad impidió que llegara a la gubernatura. Como presidente de la asociación de alumnos de la escuela de derecho, participó en el movimiento estudiantil de 1968. Denunciábamos los atropellos de Fernando López Arias y solidaridad con el movimiento de la UNAM. Fidel Herrera Beltrán, ambivalente como siempre, se asomaba al movimiento y participaba como jilguero en la campaña a la gubernatura de Rafael Murillo Vidal. ¿Dónde perdió el rumbo Veracruz? ¿Dónde inició la mala política? En el estado número uno en presupuesto, petróleo, ganadería, azúcar, liderazgo político, cultura y en otros renglones más. Me parece, y así lo constaté en una plática previa a que se asumiera la gubernatura, que Murillo Vidal concibió su gobierno con la tarea de preservar el orden público. Recuerdo sus palabras: a los campesinos no los voy a cambiar, los maestros seguirán con su misma indolencia. Hubo Rafael Hernández Ochoa se definía a sí mismo como un bombero, cuya única ocupación fue determinar los conflictos. Agustín Acosta Lagunes fue una bofetada a la tradición política del estado por su indolencia y su soberbia. Surge entonces una forma de ser mala política: crear conflictos para después presumir haber resuelto. Efectivamente, se sacó al mono de la jungla pero no se sacó la jungla del mono. Se sacó al PRI de los Pinos pero no hubo se ha extirpado de los priístas las viejas, obsoletas y deshonestas formas de hacer política. Por lo contrario, se han refinado y se han tecnificado. No tiene ningún valor el liderazgo que se ejerce teniendo en una mano la chequera y en la otra el garrote, simulando y ocultando. Si hoy cortejáramos el gobierno de López Arias con el de Fidel Herrera, en corrupción, derroche de recursos, demagogia, culto a la personalidad y autoritarismo, Fidel se lleva de calle al novato López Arias. No es más de lo mismo, hoy tenemos lo peor de lo mismo. Sí, Veracruz perdió el rumbo y perdió el ritmo. Por eso oye más que nunca se requiere una política seria y con ello me refiero a ejercer la imitando a los tres paradigmas mencionados y que sigue siendo ejemplo hoy. Veracruz en la encrucijada, una elección entre más brutal intento de un continuismo aberrante y la posibilidad de que en el cambio reencuentre su grandeza. La voluntad democrática se educa, se desarrolla y cultiva, nadie nace con ella. Ojalá el próximo 4 julio no prevalezca la manipulación y compra de conciencias, el avasallamiento del poder y el control de los medios. Ojalá impere la lucidez y el patriotismo del veracruzano. Responder Reenviar

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