OPERACION TRASTUPIJES

Así como en su momento hubo la operación watergate, el alzamiento zapatista, el pemexgate, la guerra sucia del PAN y Calderón contra AMLO y la ola roja, también en Xalapa se hacen grandes –bueno, no tanto- y sucios movimientos como el que ya se conoce como la “operación trastupijes”. La denominación es precisa e ilustrativa, se hace con un alias, igual que con el resto de actores, porque si se ocupara el nombre propio se mancha el papel de este periódico. Dicho sea de paso que “el trastupijes” logra armonizar las “cualidades” de ladrón con los de mitómano, bufón y cínico. Todo un personaje; inicialmente caricaturizado por RIUS pero vuelto “humano” con más defectos que virtudes. Bueno, humano, que digamos humano, quién sabe; más bien, sujeto mamey y cremoso. “La operación trastupijes” se hizo para estorbar al adversario y para alimentar la perversidad y el ego de su autor; nada más. No ganan nada, no sirve para nada y, es tan obvia y puerca, que no se puede presumir, al contrario, terminó por “quemar” hasta a quienes todavía simulaban algo de decencia. Son patéticos en las actividades que realizan sin pudor alguno. “La operación trastupijes” es mágica, irreal y de ficción: cartas marcadas, conejos en el sombrero y multiplicación de los panes (borregos) pero colorados. También es falsa e inútil, nadie la cree ni la festina, ni siquiera sus creadores. Presumirla sería el equivalente a celebrar el robo de un dulce a un niño. Aunque por lo que se ve también podrían ser capaces de eso. En qué consistió tan rustica y curiosa operación: “el señor trastupijes”, cuyo giro tiene que ver con las leyes y la justicia al revés, pidió mamila a su jefe político; despreciado inicialmente suplicó el apoyo de su representante, de sus contactos oficiales y del “profesor”. Le hicieron el favor a cambio de consentimientos futuros, ya que será en septiembre u octubre cuando se requiera que levante su uñita junto a la aplanadora. Pusieron a su disposición algo de efectivo, algunas estructuras y varios cientos de seres anónimos que se alquilan por una despensa y unos pesos. Qué nivel, qué altura, qué estratega, dirán algunos; qué bajeza, qué deshonesto, qué loco, dirán otros. Habrá opiniones para todo, cada quien tendrá sus conclusiones. Su problema es que ellos saben que no representan nada, igual que lo sabemos los demás. Por eso hasta la sonrisita se vuelve patológica gesticulación. Lo que resalta de todo lo anterior, en este caso ligado a la política pero seguramente presente en todos sus ámbitos, es la descomposición total, hasta la ignominia, de algunas personas que alguna vez tuvieron la oportunidad de ser auténticos y valiosos. Hoy están convertidos en gente mediocre, cínica, simuladora y propensa a la delincuencia. Lástima: podrían haber rodeado el pantano pero prefirieron nadar y beber de él por hambre e imitación. Cuando menos lo esperen el señor trastupijes les va a dar una patada por la espalda o más abajo, lo que igual hasta les gusta. La historia registra muchos casos de estos, la traición es parte de la naturaleza humana y, de vez en vez, se viven tiempos de canallas. Son conocidos los casos de esos personajes obscuros que negados a lo auténtico prefieren destruir, manchar y envenenar. Suscribo a León Gieco: “Si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente”. La honradez y la lealtad son un buen antídoto a la amargura. Recadito: Contingente independiente el 1º de mayo: 9:00 horas, Betancourt esq. con Ávila Camacho. Xalapa-Equez., Ver., a 23 de abril de 2010 Uriel Flores Aguayo

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