XALAPA Y CD.JUAREZ
Aunque se guarden las debidas proporciones y todo se quede en meras hipótesis, no perderíamos el tiempo si nos empezamos a ver -como municipio- en el espejo de Ciudad Juárez, Chalco y Hermosillo. Aunque son otras realidades geográficas, con otras dimensiones en territorio y población, no son otras realidades sociales; al contrario, pueden tener alguna similitud con nosotros.
Por supuesto cada una de esas ciudades llegaron a donde están a través de un proceso histórico y en específicos y determinados contextos sociales, sin embargo, por algo empezaron su ruta hacia su actual realidad de descomposición social, caos urbano y abandono institucional. Para que Cd Juárez llegara a su condición de narco-ciudad o municipio fallido algo tuvo que haberse hecho mal, de alguna forma ese fenómeno tuvo un inicio y una evolución que se nutrió de apatía, corrupción, politiquería y frivolidad, por lo menos. Al igual que esos lugares en muchas otras partes del país se viven situaciones negativas: ruptura del estado de derecho, delincuencia generalizada, miedo y apatía ciudadana, gobiernos omisos e ineficaces, etcétera. Difícilmente se puede negar que en el estado de Veracruz, más o menos, también se den varias de esas condiciones. Me interesa el caso de Xalapa, mi ciudad natal. En ese sentido, creo que hay que ir poniendo “la barbas a remojar”, es decir, vernos en el espejo de los casos extremos en las ciudades señaladas para prevenir, desde ahora, que en un futuro cercano nos estemos lamentando vivir en un ambiente de terror o de inundaciones. Lo de Hermosillo, la muerte de unos niños por culpa del IMSS y “empresarios” transas, es un hecho localizado, es aparte, pero igual debe ser una llamada de atención ante la voracidad de burócratas con poder y negociantes de los servicios de guarderías. Simplemente no estamos exentos de un caso así.
Igual que Juárez, Xalapa tiene una gran población juvenil; como allá, aquí también son miles los “NINIS”, los que no estudian ni trabajan; es notable el incremento de pandillas que se involucran rápidamente en actos de violencia y que, cada vez más, suman a muchachos jovencísimos a sus filas.
Igual que en Chalco, Xalapa sigue creciendo en forma desordenada o con una urbanización ficticia y corrupta. Por razones políticas se permiten las invasiones de áreas verdes y de equipamiento, por razones políticas y económicas se autorizan fraccionamientos donde sea y como sea. A la larga van a sobrevenir grandes problemas para la ciudad en forma de vialidad, falta de agua, contaminación y otros. Actualmente atraviesan a Xalapa ríos abiertos de aguas negras; nada garantiza, por lo tanto, que algún día, como ya ha pasado en la colonia Salud, por ejemplo, se presente un fenómeno como el de Chalco.
Atender y enfrentar esos problemas desde hoy nos evitarían serios dolores de cabeza en un futuro cercano. El problema es que no se ve nada de parte de las autoridades municipales, su horizonte es muy limitado, no pasa de su periodo y, si acaso, de sus intereses en una carrera política personal.
Se requiere compromiso real con el municipio, capacidad y visión de futuro, sensibilidad social, programa de gobierno con acento en las políticas y presupuestos requeridos para superar el círculo vicioso en que nos encontramos.
No es con continuismo y frases huecas como vamos a salir adelante. Los problemas de Xalapa no son de estética por lo tanto no se pueden superar con frivolidad. Seguir en la demagogia de una pretendida modernidad, que no ve más allá del cemento, es condenar a Xalapa a un futuro incierto y peligroso. Nuestro municipio necesita soluciones y valentía para gobernarse. Quebremos al sistema para asegurar el porvenir de nuestro municipio.
Recadito: Que los matraqueros de siempre convoquen a debates.
Xalapa-Equez., Ver., a 19 de febrero de 2010.
Uriel Flores Aguayo
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