¿DONDE ESTÁ EL ÁRB ITRO ELECTORAL
Veracruz vive en lo político un ambiente pre-electoral abierto e intenso. Personajes de todos los colores se promueven de mil maneras, algunos hasta con folklor y audacia, a todos los cargos habidos y por haber. La competencia en curso tiene mucha similitud con esa actividad que mezcla el espectáculo y el deporte que es la “lucha libre”, la de máscaras, melenas, lances y maromas. La modalidad de “lucha libre” en que está convertida esta contienda política es la de batalla campal, sin reglas, con más rudos que técnicos y un enfrentamiento de todos contra todos. Sálvese el que pueda.
Las precampañas que se llevan a cabo a lo largo y ancho del estado son tan obvias que han generado concursos para establecer quién, de los promovidos, desarrolla más la imaginación para violar la ley y reírse de los ciudadanos. A la lista de foros, conferencias e informes prematuros hay que agregar el despliegue de bambalinas con nombres o apellidos de aspirantes a gobernador pero, sobretodo, la difusión de supuestas marcas comerciales en la que el café “Buganza” se lleva las palmas por pasarse de listo y hacer fraude a la ley. Todos esos actos, que son públicos y notorios, que están a la vista de todos, constituyen la ruptura de los principios de legalidad y equidad, entre otros, a que se debe someter el proceso electoral y a los que se debe sujetar el arbitro correspondiente, en este caso, el Consejo General del Instituto Electoral Veracruzano.
Lo que empieza mal, mal acaba, la violación sistemática, masiva y artera de la legalidad electoral prefigura un escenario complicado para el día del sufragio. Si nadie detiene la guerra de lodo ésta adquirirá fuerza propia, caminando en su inercia y volviéndose una bola de nieve mezclada con excremento que arrollará los esfuerzos que se hagan por una elección libre, transparente y creíble. Por el momento, el Código Electoral está siendo violado a la luz del día por la arcaica pero renovada estrategia del que el fin justifica los medios.
Con todo y que los duros de los partidos políticos deben estar complacidos por tener un escenario acorde a sus formas de hacer política, y que el público por lo menos se divierte con las ocurrencias y los ataques de los aspirantes, es muy fácil suponer que nada bueno va a salir de un proceso donde no haya respeto a las reglas y a los adversarios, y que no privilegie el debate de las visiones y las ideas. Los cortos que estamos viendo son de una película que se llama: “La lucha del poder por el poder”
En ese ambiente se notan más los descuidos y las omisiones del árbitro electoral, el Consejo General del IEV. Ya sabemos como llegaron, que fueron nombrados por el número de votos apenas suficientes, es decir, con los 34 votos que requerían, alcanzados con los 32 del bloque oficial y otros dos de alquiler, y que llegaron por cuota partidista; lo que falta es saber a qué llegaron, si tendrán la capacidad técnica y el compromiso democrático como para realizar bien su trabajo. El IEV siempre está envuelto en debates de dinero, un poco por sus antecedentes y otro por la ambición renovada de sus consejeros. El IEV ha tenido malos momentos en esta etapa, está el tema del monitoreo, el chistoso viaje de uno de sus consejeros a la elección de Honduras y muy especialmente los choques internos que los lleva a ocupar un protagonismo que es contradictorio con la labor discreta y eficaz de un árbitro electoral.
Se les puede o no conceder el beneficio de la duda a esos consejeros, sin embargo, la falta de definiciones en un momento en que todo mundo se ríe de la ley y de ellos, hace pensar que van a proceder de manera más o menos tradicional, o sea, simulando y nadando de a muertito. Igual nos sorprenden y demuestran que no llegaron ahí por el dinero y la chamba, negando el registro a los adelantados, sacando las tarjetas y ajustándose los pantalones y las faldas como árbitros de verdad.
Recadito: Cita del MOPI con el presidente municipal de Xalapa el 29 de enero.
Xalapa-Equez., Ver., a 22 de enero de 2010
Uriel Flores Aguayo
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