¿CUANTOS PANISTAS SON GAYS?
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Harto de escuchar sobre la homofobia de Marx, Engels, El Che y el régimen cubano, el asambleísta del PRD, José Luis Muñoz, se creyó con el derecho de utilizar la emblemática figura del desaparecido panista, Carlos Castillo Peraza, para argumentar a favor del matrimonio entre gays.
Montado en la tribuna, el ex delegado en Cuauhtémoc miró en dirección de los diputados panistas y sin medir las consecuencias, cuestionó: “¿Se han preguntado cuántos de sus militantes tienen una preferencia sexual diferente? ¿Se han preguntado si el gran dirigente que tuvieron, Carlos Castillo Peraza, vivió una existencia feliz o si tuvo toda una serie de traumas, porque nunca se le permitió ejercer su sexualidad?”
La alusión al yucateco sonaba a los azules como un sacrilegio. Muñoz se había atrevido a hacer insinuaciones sobre las preferencias sexuales del emblemático panista, sin tener la menor prueba. Nunca vio, ni le constó que a Castillo Peraza le gustaran los hombres. “No puedes llamarle gay a alguien que ya se murió y que públicamente nunca salió del clóset”, comentó en corto, una asambleísta de Acción Nacional.
n El atrevimiento de Muñoz produjo una desproporcionada reacción del diputado azul, Juan Carlos Zárraga, quien no vaciló en acusarlo de “corrupto y bocón”, e insinuar, además, que es pederasta, por no haber combatido la red de prostitución infantil que había en la Cuauhtémoc, cuando él fue delegado. “¿No será acaso que eso iba con sus preferencias?”, preguntó el panista.
Así anda el nivel en la Asamblea.
nMariana Gómez del Campo, coordinadora de la bancada del PAN, no se quedó con las ganas de reclamar. Entrona como es, se apersonó en la curul de Muñoz para decirle: “No podemos caer en descalificaciones y calumnias; me parece terrible que se refiera así a Carlos Castillo Peraza.”
La propia Alejandra Barrales, jefa de los perredistas, calificó la intervención del ex delegado como “rudeza innecesaria”.
La intervención de Muñoz fue la gran mancha en un debate que terminó con un final feliz para las parejas del mismo sexo que luchan por la igualdad de derechos. El dictamen aprobado no sólo legaliza ese tipo de enlaces en la Ciudad de México, también les permite la adopción de hijos, algo que no se tenía previsto, y fue producto de una maniobra de la “aplanadora amarilla”, como le dicen al PRD en la ALDF.
n Nos topamos ayer con la diputada federal Gabriela Cuevas. Encuentro interesante y oportuno. Acabábamos de leer en la sección Comunidad, de Excélsior, que buscan quitarle el fuero, luego que Demetrio Sodi solicitara una auditoría a la gestión de la ex delegada en Miguel Hidalgo, por supuestas irregularidades en el financiamiento del famoso y polémico “deprimido” (¿porqué le dirán así?) de Palmas y Reforma.
La cara de Gaby era de molestia. El tono de indignación. La joven legisladora no acaba de digerir que el actual titular en Miguel Hidalgo haya siquiera insinuado que se robó los 40 millones de pesos que dio como anticipo para el inicio de la polémica obra. “Los anticipos son legales, la ley los autoriza. Si Demetrio quiere jugar rudo, me encanta. Le voy a partir la madre”, advirtió.
La presidenta de la Comisión del DF en la Cámara de Diputados asegura que Sodi está molesto con ella por un correo electrónico que dio a conocer. No nos reveló el contenido de ese e-mail, pero afirma que tiene otro más rudo y está dispuesta a hacerlo público. Sus señalamientos no pararon allí. La aguerrida legisladora jura que Sodi paró las obras porque “no se quiere pelear ni con Peralta, ni con la esposa de Arango”, aseveró.
Cuevas está abierta a que la investiguen. Si descubren que alguna licitación se hizo en forma irregular con su consentimiento “que me lleven a la cárcel”. Pero quiere también que Vinalay y Sodi, sus predecesores, aclaren por qué cancelaron una obra para la que se adelantaron 40 millones de pesos
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