XALAPA MALTRATADA Y CASI ACEFALA

Xalapa: maltratada y casi acéfala Los xalapeños estamos pagando los costos de ser gobernados de forma improvisada y clientelar. Son ya dos periodos en que nos han correspondido autoridades de corte empresarial, las cuales priorizan la visión administrativa sobre la política. Independientemente de quienes ocupan esos cargos, los cuales nos deben merecer respeto, la verdad es que han demostrado que no es lo mismo desenvolverse en los negocios privados que en los asuntos públicos. Se requiere el ejercicio político –no solo de fotografía- para encarar los diferentes problemas del municipio; eso implica formación, experiencia, trayectoria y capacidad políticas. La ausencia de estas cualidades está provocando que revienten muchos conflictos en la ciudad. Xalapa vive severos problemas de vialidad y de seguridad pública, los cuales tienen solución siempre y cuando salgamos del círculo vicioso del interés partidista y las redes clientelares. Nuestro caos de cada día y la realidad violenta de las colonias marginales no se resolverán sin voluntad política y programas sociales serios y permanentes. Se requieren autoridades capaces que pongan por delante su compromiso con los ciudadanos, antes de pensar en sus carreras políticas, y que se abandone la anacrónica práctica de manipular la pobreza con falsas poses de caridad. Las despensas sirven para dos o tres días y generan votos pero no resuelven los problemas de fondo ni propician una más sana y digna actitud ciudadana. Será por diferencias internas en el partido tricolor, acaso por las inagotables facturas a pagar o porque hay la percepción de una autoridad municipal débil, por lo que sea, pero en lo que va de este año Xalapa ha vivido un descontrol en varios aspectos o una especie de ingobernabilidad. Las invasiones de terrenos públicos y privados, sobre todo áreas verdes y de equipamiento, están a la orden del día; en ellas tienen un papel relevante lidercillos vividores del partido tricolor qué, con el paso del tiempo, le apuestan a que se regularice su situación como premio por participar en las campañas electorales. La colocación indiscriminada de puestos comerciales en la vía pública es otra muestra del reciente poderío de las organizaciones correspondientes, todas oficiales y toleradas por el gobierno municipal. Ambos problemas, que en sí mismos juntan una variedad de factores, que van desde la necesidad real hasta la manipulación de un “modus vivendi”, prácticamente se le han salido de control al Ayuntamiento, el cual no tiene ni el interés ni la capacidad de encararlo ahora antes de que crezca más allá de lo que ya representa: un pequeño frankenstein. Los xalapeños estamos pagando con el deterioro de nuestros espacios públicos, nuestra inseguridad, nuestro tiempo y nuestra paciencia por experimentos y divisiones políticas, por el costo de redes clientelares, por las campañas tanto de Ahued como Velasco y Elizabeth, por la improvisación de autoridades, por carreras políticas reales o ficticias y por las ambiciones que siempre van acompañadas de mediocridades chiquitas y grandotas. Los xalapeños estamos sufriendo la comodidad y omisión de autoridades estatales que no hacen cumplir la ley cuando cualquier grupo, por lo que sea y de donde sea, viene y se planta en la calle principal de la ciudad ocasionando malestares y padecimientos impresionantes a, por lo menos, la mitad de los habitantes de la golpeada capital del estado. Xalapa necesita autoridad firme y democrática, que en su seno se prioricen los intereses públicos sobre los intereses particulares y el ejercicio de la transparencia total en sus obras y presupuestos; Xalapa no puede seguir padeciendo improvisaciones, fundaciones patito y políticos despenseros; Xalapa requiere respirar un mejor aire, ser hospitalaria, ser más humana y crecer en la forma civilizada, equitativa y progresista que siempre hemos querido los xalapeños. Recadito: Dos de octubre no se olvida y menos porque ese día el MOPI cumple 20 años de vida. Xalapa-Equez., Ver., a 2 de octubre de 2009 Uriel Flores Aguayo