LA CONSULTA MITOFSKY Y SUS DIFERENTES ASPECTOS...

La encuesta realizada por la empresa Consulta Mitofsky y ampliamente difundida por el Comité Directivo Estatal del PRI el pasado lunes 28 de septiembre tiene algunos aspectos que llaman la atención: En primer lugar, sorprende que sea esta encuesta la única que ha suscitado un repentino interés de la dirigencia estatal de mi Partido por ser difundida. Todos sabemos que las mediciones se han venido realizando desde hace varios meses, y esta encuesta, donde aparece un supuesto giro radical de las preferencias ciudadanas, repentinamente despertó un inusitado interés por su difusión. Este excesivo interés en difundir el presunto resultado, parece más una campaña mediática, que una medición que el Comité Estatal debería guardar para el diagnóstico y la evaluación interna. He escuchado de algunos expertos en mediciones de estudios de opinión que las encuestas que son publicadas tienen más un afán de propaganda que científico. En todo caso cabe preguntar ¿Por qué las anteriores encuestas no se han publicado con el mismo respaldo y entusiasmo? Por ejemplo, la semana pasada se dio a conocer el resultado de una encuesta realizada por la Fundación Ortega y Gasset, con sede en Madrid, España, en la que el resultado es, insisto, con solo una semana de diferencia, diametralmente diferente de la que publicó el Comité Estatal del PRI el pasado lunes. En esa encuesta, el candidato que hoy es presuntamente el puntero, apareció en antepenúltimo lugar de los 15 nombres mencionados, con tan sólo 4 puntos porcentuales de preferencia. ¿Será posible un vuelco tan drástico en tan pocos días? ¿Por qué el resultado de esa encuesta no generó el interés desorbitado del Presidente Estatal de mi partido por difundirla? Pero lo que llama más la atención es que un ejercicio como éste se use para tratar de dar un espaldarazo a uno de los aspirantes, ejercicio que remata con la presencia del director de la empresa encuestadora contratada para tratar de dar mayor credibilidad a estos supuestos resultados. Creo que no corresponde a la dirigencia estatal de mi partido el tratar de madrugar orquestando una campaña para tratar de inducir la voluntad de la ciudadanía. Creo que este es un ardid ya muy visto que no convence a la gente. Puede entenderse que se pretenda saber el posicionamiento del partido, e incluso que se haga público; puede entenderse que el Comité Estatal quiera saber el posicionamiento de sus aspirantes; lo que me parece bastante extraño es el que el supuesto resultado de esto último se haga público y con tanto énfasis. La manipulación de este tipo de métodos para medir las tendencias electorales puede provocar situaciones de distanciamiento y confrontación en el partido. Yo me he comprometido públicamente a respetar a todos mis compañeros y a la dirigencia de mi partido. Por ello, solicito respetuosamente que se eviten este tipo de situaciones que sólo pretenden desorientar a la militancia y a la ciudadanía en general. Hace unos días, un periódico de esta localidad denunció un intento de manipulación por parte de uno de los aspirantes mencionados, al haber realizado llamadas desde 3 teléfonos que en la nota se señalaron. Por cierto, es el mismo aspirante quien hoy aparece como supuesto puntero en la citada encuesta. Es una coincidencia que en menos de 15 días, se han hecho dos intentos por desvirtuar la realidad a favor del mismo aspirante. Reitero mi compromiso de apegarme a la legalidad y de respetar la decisión de la ciudadanía para elegir, mediante el método de encuestas, a los candidatos de mi partido tanto a la gubernatura como a las diputaciones y a las alcaldías. Pero exijo, en pleno uso de mis derechos como militante priísta de toda mi vida, que sea un proceso serio, incluyente, donde se fijen reglas claras del juego y, sobre todo, se respeten por todos los aspirantes, pero especialmente, por quien debería dar un ejemplo de mesura, prudencia e imparcialidad: la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional. Aun estamos a tiempo de diseñar y llevar a cabo un proceso limpio, ejemplar, y de evitar situaciones indeseables, que lleven al partido y a su militancia a la confrontación y a la fractura. El PRI debe salir de este proceso fortalecido y ganador. Si cumplimos esto, nuestros candidatos tendrán una legitimidad que sólo puede obtenerse en un proceso transparente, e incluyente, donde los participantes tengamos claras las reglas del juego y las etapas del proceso, y participemos, en condiciones de equidad e imparcialidad, en cada una de ellas. Estoy seguro que esta es la única manera de que todos los aspirantes respetemos el resultado, precisamente porque nos sintamos respetados durante el proceso. Estoy seguro también que este es el mejor método para que nuestro partido siga consolidándose en la preferencia de los veracruzanos como una opción política seria y respetable.

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