ES LA VIDA

Por Ezequiel Castañeda Nevárez.

“Es la vida”, decía con frecuencia el “Jefe Jau” Carlos Rodríguez; a él se le escuchaba siempre la frase porque con ella concluía casi todas sus conversaciones. Muchos de sus contertulios nos preguntamos siempre qué quería decir con eso nuestro recordado amigo. Mi curiosidad tuvo respuesta tiempo después, cuando escuché ese tango en la voz de Carlos Gardel en el cual el autor narra como una mujer –el amor de su vida- explica y resuelve un problema sentimental que la había perseguido por muchos años, tras abandonar al hombre que la amaba. A su regreso, ante el rechazo de ese hombre que había dejado años atrás, solo atinó a expresar, con una mueca de mujer vencida: “es la vida” y el autor del tango no la volvió a ver nunca más.

Es la vida, desde hace muchos años es para mi, una pequeña llave maravillosa aplicable a todo, con la cual puede uno explicar y explicarse todo tipo de sucesos y con la que podemos también justificar cualquier cosa. Con esta sencilla expresión podemos encontrar respuesta a todo lo inexplicable, a lo raro, lo extraño y hasta a lo absurdo. Ante lo inaudito, podemos tranquilamente encogernos de hombros y expresar convencidos: Es la vida y así queda resuelto, explicado y entendido todo. Por eso he querido titular así esta sección, anteponiendo la frase a mis ocurrencias, que pretenden narrar algunas vivencias en este bello planeta que se llama Tuxpan.

Siempre afirmé convencido, durante los años que viví fuera de Tuxpan, que si el mundo se acababa yo me regresaba a este bello puerto. Y es que esta ciudad es mágica, eterna, única. Aquí, aunque parece que no pasa nada, ya ha pasado todo. Uno puede partir y regresar el día que uno quiera y no ha pasado nada, todo sigue igual; no se sabe a ciencia cierta si es diciembre del 83, junio del 77 o febrero del 2001, por eso se piensa que es un pueblo eterno. Pero con todo, este pueblo es único; no es casualidad el que el tuxpeño promedio no pueda respirar afuera del terruño. Muchos reprochan a los paisanos el que no se atrevan a cruzar el río, pero la verdad es que no se trata de falta de valor: el oxígeno de aquí no es el mismo que se respira en los demás lugares del mundo, por eso no quiere uno separarse de aquí; En este lugar de la Huasteca uno se siente seguro y feliz, aparte de que en este lugar suceden cosas que aquí y solo aquí pueden ocurrir, en ningún otro lado. Algunos socarrones han afirmado que sólo Tuxpan es bello; pero sólo, sin gente. Yo afirmo contundentemente lo contrario: Solo Tuxpan es bello, con todos los tuxpeños incluidos, sin excepción, porque Tuxpan es como es por la sabiduría y filosofía de todos sus habitantes, los sobrevivientes y los de las generaciones pasadas, que de ellos aprendimos mucho. Algunos amigos y conocidos me han preguntado la razón por la cual he regresado al terruño querido. Es la vida, les contesto, aunque no se ha acabado el mundo, porque ya lo dice otro famoso tango: siempre se vuelve al primer amor. Es la vida, me digo, y aquí estoy de nuevo.

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