CALEIDOSCOPIO

por José Luis Barragán Fabián Primer giro: El día de ayer se celebró a nivel mundial el Día del Socorrista y, aunque dicha fecha tiene una significación muy especial para los integrantes del Movimiento Internacional de la Cruz Roja, lo cierto es que los festejos perfectamente aplican para toda aquella persona que brinda servicios de ayuda humanitaria a quienes se encuentran en desgracia. Tal fecha fue establecida en memoria del 24 de junio de 1859 cuando, durante la guerra por la unidad italiana, los ejércitos franco-sardos se enfrentan a las tropas austríacas alrededor de la aldea de Solferino, al norte de Italia. Ese día, un ciudadano ginebrino, Jean Henry Dunant Colladon, trata de reunirse con Napoleón III por cuestiones de orden personal. La tarde de la batalla, Dunant llega a la aldea vecina de Castiglione, en donde se han refugiado más de 9.000 heridos. Día y noche, en la Chiesa Maggiore o Iglesia Mayor, en donde se hacinan unos 5.000 heridos, Dunant y las mujeres del lugar les dan de beber, lavan y vendan sus heridas, les distribuyen tabaco, bebidas aromáticas y frutas. Dunant se queda en Castiglione hasta el 27 de junio y luego reanuda su viaje; regresa a Ginebra el 11 de julio. Aunque está afectado por dificultades financieras, no puede olvidar lo que ha visto y, en 1862, publica una obra titulada Recuerdo de Solferino. En él describe la batalla, luego la situación de los heridos en la Chiesa Maggiore y, posteriormente, concluye su relato con una pregunta: "¿No se podría, durante un período de paz y de tranquilidad, fundar sociedades de socorros cuya finalidad sería prestar o hacer que se preste, en tiempo de guerra, asistencia a los heridos, mediante voluntarios dedicados, abnegados y bien calificados para semejante obra?" De esta pregunta surgió la institución de la Cruz Roja… También Dunant preguntó a las autoridades militares de diferentes nacionalidades si podían formular "¿(...) algún principio internacional, convencional y sagrado que, una vez aprobado y ratificado, serviría de base para sociedades de socorro a los heridos en los diversos países de Europa?" Esta segunda pregunta da origen a los Convenios de Ginebra… Segundo giro: De acuerdo a lo publicado en el portal http://www.cronicadelpoder.com/, el periódico Milenio-El Portal tendrá su propio noticiero a través del cuadrante 1130 de AM radio y estará dirigido por la periodista Gina Domínguez Colio, conocida cariñosamente como "La Santísima Trinidad". El noticiero inicia el próximo lunes 29 de junio y tendrá dos emisiones, de 7 a 9 y de 18 a 19 horas, de lunes a viernes… Enhorabuena y éxito en sus transmisiones. Tercer giro: En el habla coloquial de México, cuando alguien no se esfuerza para salir de la mediocridad, ya sea social o económica, de él se dice que “no saldrá de perico perro”. La expresión desconcierta y no falta quien se imagine a un animal fantástico que ladra, mueve la cola, levanta la patita cuando se acerca a un árbol y además está cubierto de coloridas plumas. Pero, mejor vamos a ver lo que los académicos piensan del origen de esta folclórica expresión. Guido Gómez de Silva, reconocido lingüista mexicano, en su Diccionario de Mexicanismos propone que la expresión puede tener origen en el proceso de los cotorros para aprender a hablar. Dice que perico y perro, son de las primeras palabras que un loro aprende a pronunciar. Algunos son tan torpes que no van más allá y no salen del “perico, perro”. Esto daría origen a la metáfora. No suena mal, pero no hay evidencias que soporten esta teoría. Otra posibilidad, la propone Don Darío Rubio, al tratar el tema en su obra “Refranes, proverbios, dichos y dicharachos mexicanos” (1940); ahi dice: “Hace mucho tiempo, en las escuelas primarias había de texto para los principiantes, un libro que comenzaba con las palabras “perico, perro”; y del niño que no aprendía lo que debía y sólo se conformaba con repetir las dos palabras, se decía de él que no pasaba de perico perro”. El caso es que hasta el momento, no hay indicios de que tal libro de texto haya existido. Lo que parece ser el verdadero origen de nuestro perico perro, se encuentra en un olvidado libro del padre e historiador José Trinidad Laris, “Historia de modismos y refranes mexicanos” (1921). El padre Laris nos cuenta que a fines del siglo XVIII, hubo un pasatiempo llamado El Laberinto; muy similar al juego de La Oca que ahora conocemos. En un ejemplar que él tuvo en sus manos, en una de las advertencias se leía: “Si al perico parlero o al fiel perro fueras a caer; ahí estarás hasta que otro, con compasiva mano te saque”. ¡Aquí está la clave! El dicho se refiere a las casillas del juego en que los jugadores se quedaban atorados. Lo más probable es que, al principio, la metáfora fuera: “no salir de perico o perro”, para referirse a alguien estancado en una mediocre situación económica, social o cultural. Con el frecuente uso y con el tiempo, se perdió la “o” y todo quedó en el “no salir de perico perro”; expresión que sigue brotando en el habla coloquial de los mexicanos. Entregiros: En una entrega anterior de este “Caleidoscopio” destacamos que un grupo de investigadores encabezados por personal de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) iba a realizar un viaje para tratar de saber la existencia o no de la Isla Bermeja, la cual se convirtió en un tema controvertido debido a que su presencia estaba indicada en antiguas cartografías desde el siglo XVI hasta finales del siglo XVII. En tal sentido, el año pasado la Cámara de Diputados pidió a la UNAM un informe sobre dicha ínsula, que presuntamente estaba en una ubicación de 22,3 grados latitud norte y 91,2 grados longitud oeste, y el punto costero mexicano más próximo a ella era la península de Yucatán. Diversos sectores han señalado que la posesión y control de la Isla Bermeja le hubiera permitido a México extender su mar patrimonial en una zona donde se encuentran grandes yacimientos de crudo conocidos como el Hoyo de la Dona Oeste Sin embargo, en su reporte la máxima casa de estudios del país manifiesta que no existe la llamada Isla Bermeja o inferencia alguna que permita determinar su ubicación en las coordenadas 22,3 grados norte y 91,2 grados oeste en el Golfo de México. La UNAM entregó a la Comisión de Marina de la Cámara de Diputados el Informe de la Expedición Científica de la Isla Bermeja, en el que señala que en el sitio indicado no existe ninguna isla, aunque advierte que podría estar en otro lugar y por ello continuarán las investigaciones. El informe fue resultado de una investigación multidisciplinaria que incluyó un análisis histórico y cartográfico, la búsqueda en el buque universitario “Justo Sierra” y un levantamiento aéreo, realizado del 21 al 27 de marzo pasado, en el que participaron siete entidades universitarias. El coordinador de investigación científica de la UNAM, Carlos Arámburo, explicó a los diputados el trabajo realizado por los académicos para dar cumplimiento a la solicitud que le hiciera esta comisión en noviembre del año pasado. Asimismo, se presentó un vídeo en torno a las actividades de la expedición científica sobre la zona señalada, tanto desde el aire como en el mar. La búsqueda de la Isla Bermeja incluyó estudios de ultrasonido a una profundidad de 1.472 metros y una superficie de 223 kilómetros cuadrados, mientras que la observación aérea cubrió una superficie de 10.488 kilómetros cuadrados. A su vez, la directora del Instituto de Geografía (IG), Irasema Alcántara, dio una explicación sobre las menciones históricas y cartográficas para buscar evidencias de la existencia de la isla. Por su parte la directora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, Leticia Rosales, explicó que en el sitio señalado solo se encontraron sedimentos de mar profundo… Así las cosas, por hoy guardamos el caleidoscopio y quedamos a la expectativa de lo que podamos seguir observando entre sus giros y contragiros, recordando que Usted tendrá la mejor opinión sobre las imágenes “observadas” hasta el momento. Comentarios: jolubarf@yahoo.com.mx 24/06/09

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