PROSA APRISA

Prosa aprisa
… y sí, el lobo feroz se comió a Caperucita
Arturo Reyes Isidoro
Saben qué, que sí, que siempre sí el lobo feroz se comió a Caperucita.
Quién sabe si atendiendo el regaño que le pegó por la mañana el senador Ricardo Ahued Bardahuil a través de alcalorpolitico.com –“si el gobernador ya dio muestra de que quiere ayudar, pues que se dejen ayudar”– fue que el alcalde Hipólito Rodríguez Herrero terminó finalmente en el Palacio de Gobierno donde le resolvieron el problema del tiradero de la basura de Xalapa que él solo no supo cómo enfrentar con éxito.
Tanto para Miguel Ángel Yunes Linares.
¿También para Clementina Guerrero? ¿Acaso la nueva Tesorera del Ayuntamiento intercedió ante sus excompañeros de equipo en el Gobierno del Estado para que le echaran una manita a su ahora nuevo jefe?
Y qué cosas. ¿Saben quién abrió de nuevo el relleno sanitario en El Tronconal? La misma que lo clausuró: la Procuraduría Estatal de Protección al Medio Ambiente, es decir, el Gobierno del Estado.
A medida que me hago más viejo me vuelvo más mal pensado. Quién sabe por qué. Lo que acaba de ocurrir me hizo recordar a aquel famoso Subsecretario de Gobierno del sexenio de don Rafael Murillo Vidal, Manuel Carbonell de la Hoz, de quien era fama que bajo el agua creaba problemas para luego públicamente resolverlos y quedar como campeón.
El gobierno yunista clausuró el basurero, metió en una bronca a Hipólito, y el propio gobierno yunista lo reabrió. Creó el problema y lo resolvió, al más viejo y puro estilo carbonelista. Y se lleva los aplausos.
A punto de entregar la administración estatal, cuando sus bonos estaban casi a ras de piso, Miguel seguramente recobró terreno entre los xalapeños en la misma proporción en que lo perdió Morena por culpa de su alcalde.
Con un detalle más. De alguna forma cobró un agravio que Rodríguez Herrero hizo a los xalapeños (por extensión a los veracruzanos) cuando a pocos días de haber tomado las riendas de la administración municipal, el 22 de enero declaró sin ningún atenuante que había tenido que traer a personas de otros estados porque en Xalapa no había encontrado personas que tuvieran experiencia en la administración pública.
Eso me llevó a publicar el 24 de enero: “Dios me libre de que, queriéndolo o sin querer (sin que me dé cuenta), caiga yo algún día, y lo refleje en ‘Prosa aprisa’, en una actitud, en una postura chovinista y xenófoba, que exalte desmesuradamente lo local frente a lo foráneo, que me entre tirria contra los ‘extranjeros’ mexicanos  que no sean veracruzanos por nacimiento”.
Y: “Hecha esta introducción y aclaración, quiero sumarme al coro de voces que reprueba el proceder del recién estrenado presidente municipal de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero… quien… llegó con una mentalidad extranjerizante, proclamando como mejor y superior a los de afuera por encima de los veracruzanos, acaso porque él no nació en Xalapa ni en la entidad sino que es chilango”.
Los cinco operadores financieros que trajo de la Ciudad de México, de Tabasco y de Guerrero ya no están, aunque sí los chilangos que le operan tratando de resolver los problemas de la ciudad, que no acaban de conocer.
El gobernador Yunes, Rogelio Franco Castán, Ahued y ¿Clementina? le acaban de demostrar que en la aldea local sí hay personas con experiencia en la administración pública, con tanta experiencia que hasta le pueden resolver sus problemas.
Atribuyo a aquellas declaraciones y ahora a los baches-hoyancos-cráteres que forman el paisaje de la ciudad, a la falta de alumbrado en muchas partes de la capital y al problema de la basura, entre otros, que le haya caído encima  el mundo de críticas en los medios pero sobre todo en las redes sociales.
Para el gobernador se trató de una importante victoria política. Llevó a su terreno a sus enemigos e hizo con ellos lo que quiso o lo que quería: exhibir su inoperancia y su ineficacia y exponerlos a la crítica pública. Lo logró. Con creces.
Ayer, sabiéndose ya dueño de la situación se pavoneó reiterando su apoyo y tomando la iniciativa ordenándole a Franco y al Procurador del Medio Ambiente, Ricardo Colorado, que se reunieran e invitaran a Hipólito para terminar la función.
También se necesita humildad para gobernar
Lo que acabamos de vivir fue una verdadera tragicomedia.
Fue de risa loca que la alcaldesa de Villa Aldama se haya apostado a la entrada de su pueblo con patrullas y haya lanzado un SOS (llamada internacional de socorro) al Secretario de Gobierno para que le enviara refuerzos (la Fuerza Civil) a fin de impedir la entrada de los camiones que pretendían tirar la basura de Xalapa en su territorio. Gisela Ramón Contreras se llama, es maestra y pertenece al PRD, el partido del Secretario de Gobierno. ¿Mucha coincidencia, no?
Tuvo razón la síndica del Ayuntamiento de Xalapa, Ivón Cisneros Luján: si no estamos en guerra, dijo.
Fue de risa si no hubiera sido también una tragedia la que estaban viviendo los habitantes de la capital del Estado por falta de pericia (el término lo utilizó muy bien ayer Raymundo Jiménez porque resume cuatro conceptos: sabiduría, práctica, experiencia y habilidad, según la Real Academia Española) del alcalde Rodríguez Herrero para administrar el gobierno municipal.
Le agregaría que le faltó también humildad porque no puede haber mejor gobernante que aquel que comienza por reconocer sus propias limitaciones y debilidades y procede en consecuencia, esto es, que cualquier ser humano sabe que no lo puede todo y que necesita la ayuda de los demás.
Mire que rechazar el apoyo que le ofreció el senador Ricardo Ahued Bardahuil para ayudarlo a solucionar el grave problema; peor, verlo con celo. ¿Por qué?
Si Ahued, eso supongo, ofreció sus buenos oficios fue para ayudar al partido de quien le está dando toda su confianza, de AMLO, y para ayudar a quien lo invitó a Morena, a su dirigente nacional Yeidckol Polenvsky, a fin de frenar el rápido desgaste que los está haciendo perder el capital político que han logrado en Xalapa.
No creo que haya ofrecido sus buenos oficios a Hipólito en momentos críticos con la intención de quedarse en su lugar. No lo necesita. Ya es senador y en todo caso su paso natural siguiente sería buscar la gubernatura, o sea, ir para adelante, no para atrás.
Además, ¿sabrá Hipólito y los de su equipo, incluida Ivón Cisneros, que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador lo tiene en alta estima por su trabajo de resultados (sobre todo por eso), por su discreción y porque durante sus visitas al territorio estatal ha podido comprobar la aceptación que tiene entre los veracruzanos?
Pero lo batearon, a uno de su partido, y prefirieron rendirse ante el enemigo.
Llegan tarde los bomberos
Ricardo no dejó de actuar en forma respetuosa e institucional. Agradeció una invitación que le hicieron trabajadores de Limpia Pública para que se sumara en busca de una solución porque dijo que quien debía invitarlo era el alcalde y no lo había hecho pese a su ofrecimiento de ayudarlo.
Pero si Ahued se apegó a las formas, al medio día diputadas de Morena (Rocío Pérez, Guadalupe Osorno y Daniela Griego) rebasaron al presidente municipal y se metieron a hacer su chamba: se reunieron con trabajadores de Limpia Pública en la explanada del Congreso local para abordar el problema. Por donde quiera quedó mal Hipólito.
Por la noche, aunque creo que a destiempo, el presidente del Comité Ejecutivo Estatal de Morena, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, salió a echarle la culpa al PRIAN, mientras que más tarde el gobernador electo Cuitláhuac García dijo que atrás del problema había estado Yunes y que espera que ahora “entre en juicio” para que se siente con Hipólito y resuelvan el problema en forma definitiva.
Pero las bomberos llegaron tarde. Ya otro había apagado las llamas.
Dialogarán sobre actualidad cubana
La tarde de este jueves (17:30) el Primer Secretario de la Embajada de Cuba en México, José Antonio del Pino Fernández, sostendrá un diálogo sobre la actualidad cubana en el contexto internacional. Tendrá lugar en la biblioteca del Instituto de Relaciones Culturales Mexicano-Cubanas “Flores Magón-Mella”, cerca de la Escuela Normal Veracruzana. Uno de los participantes será Tito Barquín.









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