COLUMNA PARÁMETROS DE EDY PINTOR






Parámetros / La tarde en que Rodolfo vivió...


Por Edy Pintor


Ayer se cumplieron siete años.
Fuimos testigos presenciales de una tarde de Junio en el estadio Tamaulipas de  la zona conurbada del sur del estado. De esas tardes bochornosas y muy húmedas.
El evento del cierre de campaña en el estadio Tamaulipas estaba programado a para las 17:00 horas, pero comenzó casi a las 19:00, debido al desorden provocado por tanta gente metiendo mano a la agenda del candidato. Ese día jugó la selección y la coordinación de campaña atribuyó el retraso al partido que habían visto en Cd Victoria.
El cierre estaba contemplado para los tres municipios de la zona conurbada juntos, pero 24 horas antes, por un capricho del primo de Eugenio Hernández, Javier Gil, cambiaron el cierre de Altamira y se hizo en “El Cebú”.
Las batucadas estaban a tambor batiente y las lideresas priístas con las porras en alto esperando a su querido doctor…
Un detalle, nos llamó poderosamente la atención: al doctor Torre Cantú, lo metieron por el lado contrario del estadio Tamaulipas, es decir, por donde entran los jugadores, cosa que no estaba considerada dentro de los protocolos de seguridad. El argumento fue que no bajarían la camioneta porque era ‘dura’ – blindada-  y estaba muy pesada.
Alguien sugirió  que el candidato subiera a la camioneta de Jaime Turrubiates, candidato a presidente municipal de Madero; bajaron al chofer de Jaime y pusieron a Jaime en el volante y a Rodolfo en el asiento del copiloto. Los dos llegaron juntos.
Gonzalo Alemán Migliolo era el coordinador del sur del estado y en el estrado ya se encontraba Miguel Manzur, Sergio Posadas, Ricardo Gamundi, la señora Beba de la Garza, Óscar Pérez Inguanzo, entre otros varios... Después de todos ellos, llegó visiblemente agitado Tomás Yarrington, uno o dos minutos adelante del candidato.
Una vez en el estrado, Tomas se veía muy intranquilo viendo el reloj y haciendo ‘bosos’ (pequeños eructos para sacar el aire provocado por las agruras). Ricardo Gamundi, sudoroso y nervioso, no dejaba de mensajear… alguien preguntaba a Sergio Posadas Lara: ¡Por qué tanta seguridad!
De pronto, Beba de la Garza de Torre Cantú, bajó del estrado con lágrimas en los ojos hacia la camioneta que la traía; Alejandro Martínez “El Bolillo”, se apresuraba tras su jefa. Algo sucedió o algo presintió.
El evento comenzó y la militancia ensalzó al Rodolfo Torre.
Entre tanto bullicio el evento concluyó, ya daban casi las diez de la noche cuando toda su seguridad, dejó solo y a oscuras a Rodolfo, rodeado de periodistas y reporteros dando, lo que nadie hubiera imaginado: su última entrevista ante medios de comunicación.
Esa tarde por adeudos con CFE y trámites burocráticos, no se pudo contratar la energía eléctrica y se tuvieron que meter las denominadas ‘luciérnagas’ para la iluminación, pero ya lejos del estrado, el doctor Torre, quedo casi a oscuras.
El ambiente se sentía enrarecido. Como si el diablo anduviera danzando…
Minutos después, hizo presencia uno de los encargados de su seguridad, lo tomó del brazo y el doctor Rodolfo Torre, con el rostro visiblemente angustiado y con temor, espetó: “Pensé que nunca vendrían por mí, cabrón…”
Al día siguiente, a Rodolfo Torre dieron muerte.

Muchas gracias y hasta pronto…

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