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Un historia de amor, en medio del drama nuclear de Hiroshima

Kyoko y Hisao son una pareja japonesa que sufrió la fatídica mañana del 6 de agosto de 1945; hoy, 68 años después cuentan al mundo ese día de terror

 

Cientos de palomas son desplegadas en el centro de Hiroshima y frente al edificio de la Cúpula Genbaku, que permaneció en pie tras la bomba nuclear. Foto: EFE 

HIROSHIMA, Japón. - Decenas de miles de personas recordaron hoy, en el memorial de la paz de Hiroshima, el 68 aniversario de la bomba atómica lanzada por Estados Unidos contra esa ciudad de Japón, donde aún viven ancianos sobrevivientes del bombardeo.

Algunos de ellos, junto a responsables del gobierno y delegados extranjeros realizaron un minuto de silencio a las 8.15 tras sonar una campana a la hora precisa en que se detonó la bomba que convirtió a la ciudad en un infierno nuclear.

Un bombardero estadounidense B-29, bautizado como "Enola Gay", lanzó la bomba atómica el 6 de agosto de 1945 durante uno de los capítulos finales de la Segunda Guerra Mundial. Mató a unas 140.000 personas en diciembre de aquel año. Tres días después fue atacado con una bomba atómica similar el puerto de Nagasaki, que mató a 70.000 personas.

"Ofrecemos desde el fondo del corazón nuestro consuelo y respaldo a las almas de las víctimas y afirmamos que haremos todo lo que esté a nuestro alcance para eliminar ese mal absoluto que constituyen las armas nucleares y construir un mundo en paz", dijo este martes el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui.

"Los japoneses fueron la única nación bombardeada con la bomba atómica. Somos responsables de construir un mundo sin armas nucleares y tenemos el deber de transmitir su crueldad a las generaciones futuras", dijo el primer ministro, Shinzo Abe, durante la ceremonia.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo en un comunicado que coincide con "la visión errónea según la cual la seguridad se alcanza buscando el dominio militar y con amenazas de aniquilación mutua". "No olvidamos. Sabemos que ese es un callejón sin salida", agregó.

Un beso para la paz

El fotógrafo argentino Ignacio Lehmann , un joven coleccionista de besos fotográficos y de visita por estos días en Hiroshima, logró juntarse junto a Kyoko Katagami, que tenía 6 años cuando cayó la fatídica bomba y estaba jugando en la puerta de su casa en Koi (un pueblo japonés ubicado a tres kilómetros de este lugar). Estaba con Hisao Katagami, que tenía 14 años y se había escapado de una clase de la escuela secundaria de Kure.

Hoy Kyoko, con 74 años y Hisao con 82 años son una pareja feliz y mientras se besa, Lehmann les toma un foto y la publica en su página de Facebook.

La pareja japonesa protagonista de esta historia de amor en Hiroshima. Foto: Archivo / Ignacio Lehmann

"¿Se acuerda a qué estaba jugando esa mañana del 6 agosto del 1945?", le pregunta el joven argentino. Y Kyoko contesta: "La entrada de mi casa era de tierra, me encantaba recolectar ramitas y hacer figuras con ellas en el suelo. Adoraba dibujar pájaros. De pronto sentí el temblor sobre mis rodillas. Me puse de pie y me invadió una ráfaga de calor que se impregnó en mi piel. Un calor que nunca más volví a sentir en mi vida. Como si recibieras un baño de fuego desde los pies a la cabeza. Corrí para entrar a mi casa y los vidrios de las ventanas estallaron en mil pedazos e impactaron en mi rostro. Quedé bañada en sangre. Si te acercas a mi cara, podrás ver que todavía conservo algunas cicatrices. Yo tenía solo seis años. Mi mamá estaba limpiando los restos del desayuno en la cocina con mi hermana mayor. Nos abrazamos las tres y, entre gritos y llantos desesperados, esperamos lo peor".

¿Fue miedo lo que sintió?", le preguntó Lehmann y Kyoko contestó: "El miedo es natural y todos debemos enfrentar nuestros propios miedos en algún momento. Pero yo no estoy hablando de miedo. Yo estoy hablando del terror. De la oscuridad absoluta. ¿Puedes imaginarlo?"

Kyoko y Hisao se conocieron gracias al organismo Atomic Bomb Casualty Commission (ABCC) que se encarga de ayudar a las personas sobrevivientes de la tragedia de las bombas, a conectarse nuevamente con sus familiares y a volver a construir sus vidas

En tanto, Hisao relató a Lehmann porqué había faltado ese día a la escuela. "Nunca me gustó la matemática y tampoco me gusta hablar de la guerra. Siento mucho dolor al recordar esa época. Yo tenía 14 años y mi pueblo estaba a 30 km de este lugar. Me había escondido en el baño para que no puedan encontrarme. Sentí la explosión, pero pensé que había explotado un tanque ubicado cerca de mi escuela. No entendía lo que pasaba. Alcancé a ver a través de una ventana muy pequeña el hongo nuclear. Vi como se formaba y crecía rápidamente hasta el cielo. Seguro que has visto una foto o alguna película con imágenes de ese hongo. Yo no puedo borrar esa imagen de mi cabeza y ya han pasado muchísimos años. Lloré en soledad encerrado en ese baño hasta entrada la noche. Luego sentí alivio. Algo me decía que la guerra había terminado", explicó.

Kyoko y Hisao se conocieron gracias al organismo Atomic Bomb Casualty Commission (ABCC) que se encarga de ayudar a las personas sobrevivientes de la tragedia de las bombas, a conectarse nuevamente con sus familiares y a volver a construir sus vidas. Desde 1963 que viven juntos y con un beso intentan olvidar aquella fatídica mañana en Hiroshima, que terminaría uniéndolos para toda la vida..

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